viernes

Chibus

Subirse a una chiva denominada bus corriente con conductor de barriga protuberante, semejante a un corrector de paper mate, poco aficionado al desodorante, ( tal vez sea una actitud ecológica, ve tú a saber) que frena en seco al menor aleteo de cualquier transeúnte, hasta tetiarlo de gente ( como diría un amigo) buscando como acomodarse, eso si no falta el &%$*% que lleva el berraco morral en la espalda lleno, en lugar de situarlo al frente para que todos pasen facilmente (después preguntan que porque los roban), la pareja de enamorados haciendose mimos en el pasadizo, el abuelo con una gripa infernal acompañada de estornudo y moquillo cada 5 minutos, la gordis de geografía bastante extensa que así uno no quiera le pega su restregada al pasar (así sea con el codo), la vendedora de caramelos, dulces, tarjetas, lapiceros, estampitas y demás chucherías, llevando un niño metido en un canguro como estrategia de ventas y que bamboleando su cabecita de forma casi rítmica con el zangoloteo de su portadora asemejándose a un muñeco de taxi, la música infaltable de Giovanny Ayala a toda mecha (lo peor de todo es que la mitad del bus la tararea, y los más ñeros hacen coro en el ¡así se canta h…! ) emitida por aquella emisora que revuelve vallenato y reggaeton ¡la mejor combinación!, La constante intriga si el grupo de tres individuos que se subieron en compañía y se sitúan en diversas partes son atracadores, el empleado de 8 horas madrugador pernoctando mientras se golpea entre silla y ventana, dejando en esta última rastros de su limpieza capilar …

De esta manera son incontables las situaciones que ocurren en un chibus (un cruce entre bus corriente y chiva, con la única diferencia que no lleva borrachos bailando) desde ahí cuál deporte extremo, si el hecho de confiarle la vida a un desconocido, untarse de pueblo y no morir en el intento, debería abalarce como tal...