sábado

Historias de aquí y de allá: El Libertador

Esta historia me la contaron mientras realizaba una pequeña travesía en el departamento de Nariño narrando algunos cuentos. Recuerdo que era un viernes por la tarde. Al terminar mi presentación, bajé de la tarima, bebí un poco de agua, y mientras me cambiaba la camiseta, una señora de unos 50 años, con ese acento tan agradable que tienen los pastusos, se me acercó y me dijo:
- Joven, qué buenos cuentos; muy entretenidos.
- Gracias, mi señora.
- Sin embargo le tengo una historia mejor. Se la cuento, pero me promete que la cuenta así como la de ahorita.
Yo me disponía a echarle el carretazo de lo complicado que era montar una historia y la vaina pero quizás aquella menuda mujer lo único que quería era que la escucharan.
Este fue el delicioso cuy que almorcé ese día, mmmmm
- Soy todo oídos, me atreví a decirle.
- Pues la historia es bien simple. Usted sabe que a los pastusos siempre se nos ha considerado brutos, pero mucha gente desconoce el porqué de esa afirmación.
El tal Bolívar ese… el Libertador, nos tenía bronca porque los antiguos pobladores apoyaban al rey de España. Pero me contaba mi abuela
(la de ella) que todo era mejor bajo ese régimen: las difíciles vías para entrar, no dejaban llegar nada de la capital, “ni chismes”, (se sonrió mientras mostrando una caja de dientes bastante usada); lo único que llegaba era mercancía de Buenaventura y el comercio ahí medio funcionaba. Pero, cuando empezó todo eso de la campaña libertadora y el cuento, las noticias llegaron tarde; lo que no tardó en llegar fue ese ejército libertador, que según dicen, parecía una plaga de langostas; arrasaban con todo, ganado, gallinas y mujeres, sobre todo eso. Las pobres, que en ese tiempo habitaban estos lares, sufrieron las consecuencias y pagaron los platos rotos. El hambre de sexo y comida de esa chusma era insaciable, por eso, los pastusos se levantaron contra el ejercito libertador y se crearon guerrillas y demás. Sobre todo el depravado ese del Bolívar (palabras textuales) ¿sumerced sabía que no murió de tuberculosis, como dicen los historiadores? Murió de sífilis. Como le gustaba tanto aquello… viejo cochino.

Luego de terminar el relato, me quedó mirando, buscando un gesto de aprobación. Yo solo me atreví a decir:

-¿De sífilis?
-Si, de sífilis, respondió ella.
- Vea usted qué interesante. Listo, yo veo qué puedo hacer
- ¿Pero seguro que algún día lo va a contar?.
-Sí, sí, algún día.

He comparado algunos datos sobre el hecho y puede ser posible, tal vez ustedes conozcan algo sobre esta historia. En algunas ocasiones, el saber popular es más fiel que el acomodado histórico. Ahí les dejo la inquietud, ya que la cosa no ha cambiado mucho; yo por mi parte solo me limito a cumplir con una promesa.