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QEPD LA NARRACION UNIVERSITARIA

La narración oral en nuestro país (según datan algunas investigaciones), tiene su nicho en las universidades colombianas, alrededor de 1988, donde varios estudiantes de ese entonces toman el taller ofrecido por el TPD y la Biblioteca Nacional, dirigido por Francisco Garzón Céspedes, en la actualidad muchos de los que se formaron en dicho taller, son considerados narradores profesionales, lo que resulta curioso desde hace unos años, es que la narración oral de nuestro país, ha sufrido un gran revolcón lleno de roscas, odios y preferencias que han llevado (me atrevo a asegura) a la muerte de la narración universitaria*.

En el 2005 el proyecto Bogotá de Cuento realiza una caracterización de los narradores de la ciudad, de dicho estudio se decide categorizar los narradores de ese entonces en tres clases:

Narradores profesionales: Cuenteros con 7 años de experiencia y presencia en festivales a nivel internacional; de allí se entiende que son personas que han tomado la narración como un oficio y sus ingresos dependen de la misma.

Narradores de espacios no convencionales: narradores de espacios al aire libre (trabajo de calle), bares y otros donde su voz aguante; es fácil entender que este tipo de narradores son impulsados en gran parte por un sentido económico (al igual que los primeros).

Narradores universitarios: como su nombre lo indica son estudiantes, formados en los pocos talleres que se ofrecen en las universidades, son impulsados por ¿?... En este apartado muchos se atreven a decir que es un deseo de aumentar su popularidad o como estrategia de levante**. Aunque las motivaciones son “atractivas” (bueno eso depende la edad del narrador y su necesidad de reconocimiento), no son lo suficiente fuertes para convertir este tipo de cuenteros, en narradores profesionales como ocurría en el pasado, ¿Por qué? Pues sencillo, no hay una motivación económica (muchos son gomelitos que lo hacen por pasatiempo), tampoco hay una necesidad de adquirirla como oficio (apenas se termina de cursar la carrera, la idea es ejercer lo que se estudio y la narración es desechada) y por último, la circulación de estos en los distintos eventos es casi nula***, por esta razón la narración universitaria huele a formol.

Foto de la parte trasera de la camiseta que lleve con orgullo por mucho tiempo

En el 2006 un grupo de estudiantes al observar la poca participación de cuenteros universitarios en los distintos festivales nacionales (buena aquí tal vez muchos dirán que si se invitaban algunos, pero eran más por el nombre de la universidad, que por su calidad), deciden crear un festival llamado “Bogota Encuentada” en el se integraba a los estudiantes interesados en la narración oral a manera de concurso, proporcionando una buena circulación de sus propuestas por las tres Marías (nacho, distri y pedagógica) a estudiantes que solo habían narrado en su universidad (muchos de ellos en privadas) y añadía una bolsa de premios en efectivo para los tres primeros lugares, por supuesto(como todo en este país), el festival termino siendo un fiasco, no por los organizadores (que eran estudiantes y se esforzaron por hacer un buen festival) sino por los premios que se debían entregar las universidades que lo patrocinaban, ya que los ganadores nunca recibieron los estímulos prometidos, por esta falta de este patrocinio se dio por finalizado el festival.

El mismo año el Proyecto Bogotá de cuento abre plazas para los universitarios en diferentes festivales, hasta ahí normal, pero esta primera convocatoria acogió, a los universitarios que eran ya conocidos por la coordinación de espacios dentro de las universidades (donde se desarrollaron los festival) e incluso, en uno de ellos se prefirió asignarle un cupo, de los universitarios a un narrador que se inscribió espacios no convencionales, quitándole la posibilidad a un universitario de circular y coger cancha con su propuesta, demostrando de esta manera que para nada en este país, las convocatorias son amañadas.

En los años posteriores, hasta nuestros días, los narradores universitarios de ese entonces se han ido graduando llevándose con ellos la maña de contar, en la actualidad no se puede identificar un narrador universitario de calidad (que no sea por patrocinio, o porque coordine un espacio donde se juega, al yo te invito tu me invitas), que este presente en festivales y eventos de narración en el país, solo lo hacen los profesionales por su recorrido y una que otra amistad, que les permite siempre tener un festival al cual asistir, los de espacios abiertos saben que es un trabajo y que deben mejorar cada día, ya que de ello depende si se enguacan o no en cada función y los universitarios… bien gracias, siguiendo en el interminable taller y esperando que los jueces de los festivales dejen de dar prioridad a sus afectos y amistades, para darle la oportunidad de circulación a los nuevos narradores, que ya son muchos.

Para terminar sugiero un minuto de silencio por la narración universitaria.

* Cuenteros que se dedican a narrar solo en las universidades y en eventos que de las mismas.
**Bueno de esto no me atrevo a dar fe, nunca he levantado, más bien casi me levantan en un bar por alzado y no por cotizón.
***Claro que se encuentran algunos invitados que son estudiantes de universidad, pero estos hacen parte de espacios no convencionales, ellos mismos se reconocen como integrantes del espacio donde narran, más no de la institución donde estudian.