jueves

¡NO VENGAS!

Bueno empezó el año y yo tiempo sin aparecer por estos lares pero estamos de vuelta. Por esta fecha se abren de nuevo los colegios y los chic@s empiezan de nuevo actividad escolar, el negocio de la educación brinda buenos dividendos a los comerciantes gracias a las largas listas de útiles que piden los colegios y a los compatriotas que se reproducen como curíes, eso si los docentes como siempre llevan del bulto, algunos siguen por el mínimo y otros se regalan hasta por $ 350 el mes ¿Cómo la ven?

Mi tía Lola, madre de dos críos, observo en un periódico lo económico que resultaba realizar las compras de dichos útiles en el centro de la ciudad, en aquel diario se presentaban unas tablas comparativas que dejaban observar cifras abismales entre ir a un almacén de cadena y en dicho lugar. Así que mi tía, me echo el timbrazo el domingo para ver si la acompañaba con sus vástagos, a realizar dicha vuelta “que plan tan loco”, pero bueno cuando hay que apoyar a la familia ahí debe estar uno, llegamos a eso de las 10 de la mañana a las Jiménez con décima, y desde ese momento se veía un chichonera de gente, que brotaba por todos lados, mi tía que llevaba la lista en sus manos, se vio asaltada por muchos jóvenes de tez quemada, que cada vez que abrían su boca demostraban un desconocimiento total de lo que es un detartaje, que le decian.

Joven sin realizarse detartaje: Siga seño, le atiendo la lista, venga cuadernos desde $500 siga,

Mi tía me volteo a mirar buscando aprobación y yo le dije que no con la cabeza. (Uno no sabe, lo metan a una bodega de esas), así que emprendimos las vueltas por nuestra cuenta, espantando a cuanto jalador venia hacia nosotros, anunciándonos sus maravillosos precios y cuidándonos de cuanto raponero y cosquillero se encontrara por ahí, nos metimos en varias bodegas que parecían túneles, y observábamos como la gente se agolpaba sobre las vitrinas, haciendo parecer que estaban regalando las vainas, encontramos un sitio un tanto despejado y decidimos comprar las listas en aquel lugar, la chica nos atendió como polvo de gallo, para que fuéramos y así atender a otro cliente, los precios eran favorables, pero los cuadernos de $500, no eran tan bonitos, (bueno eso dijeron los guambitos) pues querían diseños, con no se que monachos y la joda. Así que nos tuvimos que ir a otro almacén y ahí fue donde empezamos a padecer, porque luego de que los chinos estuvieron como una hora escogiendo las carátulas, cuando fuimos a pagar, nos hicieron la gran pregunta.
Joven sin realizarse detartaje: ¿solo van a pagar los cuadernos?
Tia L: si
JSD: es que los cuadernos, solo se venden con lista
TL: ¿Cómo?
Mucha gente va porque se consiguen buenos precios, pero esto se paga con la mala atención y la intranquilidad deser robado.
¡Que tal los manes!, no venden cuadernos sin la lista, y así en un montón de chuzos, donde nos atendían, con una negligencia y un animo, característico de los comerciantes del centro, a ellos no se les compra, se les ruega que le vendan ¿Qué tal? como si uno fuera a la panadería y para comprar pan tuviera que llevar la leche, en ese momento, le dije a mi tía que nos fuéramos, ni que les estuviéramos pidiendo regalado; caminado por la calle Jiménez , encontramos una de las papelerías más populares de la ciudad, viendo los wipas cabizbajos, por no poder comprar sus cuadernos le propuse a mi tía que entráramos, así los chinos escogían los monachos de nuevo, luego yo veía en otra parte (que no fuera el centro) donde comprarlos, entramos pues y ¡oh sorpresa! los precios eran idénticos a los que tanto promulgaban aquellos chicos de pómulos quemados y gorra de colores. Los guaguas contaron con la asesoría de una joven que les mostro cuanto cuaderno con dibujos quisieron ver, nos sonrieron y lo más importante nos atendieron como “clientes”, esa palabra que parece desconocida entre la 8 y la 13, porque alli el comercio en esta zona es porque las cosas se venden solas, si fuera por la atención de los que trabajan allí más de uno no volvería, tras de que uno se pega el viajado, se aguanta las obras de trasmonopolio por la 10, lidia con cuanto ladrón se encuentra al acecho y esta gente sale con estas cosas; eso no es la primera vez que me pasa, anteriormente necesitaba aguarrás para un cuadro, como estaba cerca me expuse al ingresar al centro y entre a un chuzo de estos, le pregunte al dependiente sin detartaje que si ahí vendían agurrás, el tipo me dijo que no, cuando me volteaba para salir, descubro que en la parte de debajo de la vitrina hay una pequeña botella, le pregunte -y esa- y la respuesta fue contundente – es que esa es la muestra, no se puede vender- desde ahora en adelante, prefiero pagar más, pero que me atiendan bien, uno va es más por apoyar el comercio, porque lo que se ahorra, se gasta en bus y se paga en intranquilidad (ladrones, busetas, habitantes de calle), por ello, señores que atienden mal en el centro, hoy han perdido un cliente.